Que hace una madrina de presentacion

Cuando un niño cumple tres años, es obligatorio en México llevarlo al "templo". Se eligen padrinos que deben solicitar la ceremonia en la iglesia y vestir al niño.

Cuando un niño cumple tres años, es costumbre en México llevarlo al "templo". Se eligen padrinos que deben solicitar la ceremonia en la iglesia y vestir al niño. La elección de la ropa es una aventura en la que se da rienda suelta a la imaginación y se fomenta en parte el afecto.

Si es un chico, puede llevar frac, smoking, charro o cadete de academia militar, con estoque y todo. Si es una chica, la ventaja es la vanidad femenina, presente desde la infancia, y la propia opinión de la chica. Al final, la niña será una reina, una hermosa flor, el orgullo de sus padres y padrinos. Ahora es el momento de elegir a los chambelanes, que aparecerán en la iglesia vestidos de cadetes o charros.

Los chambelanes son una parte importante de la celebración porque, una vez en casa de la novia, bailan con ella un vals o un baile infantil, cuidadosamente preparado y ensayado por un entusiasta profesor de baile improvisado que nunca falta. No sabemos quién se divierte más, si los niños o los adultos. Luego viene la tarta y los juegos infantiles, para los que puedes contratar un espectáculo de payasos o contratar un juego hinchable. Las familias con más recursos suelen contratar un local para fiestas infantiles que ofrezca todo el paquete.

La ceremonia en la iglesia es el centro de la fiesta y se caracteriza por la presencia de muchos niños de todas las edades. Es una fiesta para niños. Como no existe un ritual litúrgico para la presentación de los niños en la iglesia, el sacerdote suele utilizar el rito de la bendición del niño y reza una oración especial que alude a la presentación del pequeño.

Los participantes se toman muy en serio esta celebración y la viven con verdadera devoción, aunque los niños presentes no estén acostumbrados a ir a la iglesia. Las fotos y los vídeos capturarán la historia en la memoria.

La mayoría de las familias mexicanas simplemente siguen la costumbre y aprovechan para hacer una celebración que une a todos los parientes.

Cuarenta días después de la Navidad, los católicos conmemoran la Presentación del Niño Jesús en el Templo, llevado por la Virgen María y San José. En México, esta es la ocasión de una gran celebración en la que se llevan imágenes del niño Jesús al templo. En el pasado, las familias mexicanas tenían la costumbre de la "sacamisa", en la que el niño, ya bautizado, era llevado a la iglesia exactamente cuarenta días después del nacimiento para oír misa por primera vez.

El sacerdote dará una bendición especial a la madre y al recién nacido. Esta ceremonia era sin duda un recuerdo del sacrificio del niño Jesús en el templo. ¿Por qué dejó de celebrarse? Tal vez porque hoy ya no bautizamos a los niños a la semana de nacer, sino sólo cuando la madre puede asistir a la ceremonia con el niño, y el bautismo es ciertamente la presentación en el templo por excelencia.

El 21 de noviembre, la Iglesia celebra la poco conocida fiesta de la Presentación de la Virgen en el Templo, que conmemora una antigua tradición que no se encuentra en la Biblia, según la cual la Virgen fue llevada al templo a esa tierna edad por sus ancianos padres, San Joaquín y Santa Ana. Por amor a la Virgen, el pueblo mexicano comenzó a llevar al templo a las niñas -y más tarde a los niños- para que se parecieran a la Santísima Virgen y se encomendaran a sus cuidados maternales. Este es el origen de esta hermosa tradición.

La fiesta de la Presentación del Niño Jesús, la Candelaria, es llamada por los antiguos cristianos y por los cristianos orientales la fiesta del Encuentro. Un encuentro de Jesús con los profetas, representados por los ancianos Simeón y Ana; un encuentro con el pueblo elegido que espera a su Salvador, pero también un primer encuentro de Jesús, el Hijo de Dios, con su Padre en su propia casa, el Templo de Jerusalén.

También nosotros podemos hacer de esta aparición de nuestros hijos una celebración del encuentro.

Si no sólo preparamos el baile y cuidamos la ropa y las fotos, sino que nos aseguramos de que los niños estén motivados espiritualmente para que su aparición en el templo sea un verdadero encuentro con "Papá Dios", nuestra celebración tendrá sentido. Podríamos llamar a la ceremonia la primera vez que nuestro hijo reza el Padre Nuestro con la congregación, igual que la iglesia invoca al Padre cuando se reúne.

Los padres no sólo reciben un profesor de baile, sino que también enseñan a su hijo el Padre Nuestro, utilizando la maravillosa memoria de los niños.

La ceremonia recuerda también a los padres que llevaban a sus hijos a Jesús para que los bendijera y que, contra la oposición de los apóstoles que no querían que molestaran al Maestro, gritaron aquella frase que los padres deberían recordar hoy: "Dejad que los niños vengan a mí, porque de ellos es el reino de los cielos". La presentación es indicativa de todo un programa de educación cristiana en el que los padres, con su ejemplo, enseñan a los niños a amar a Jesús.

La Iglesia ha recibido de Jesucristo siete sacramentos que son canales de su gracia para sus discípulos. A estos siete sacramentos, que son obligatorios, se han añadido algunas celebraciones que de alguna manera los recuerdan y manifiestan la presencia de Dios en nuestra historia.

La presentación de los bebés en la iglesia nos recuerda el bautismo y la acción de gracias por la preciosa vida de nuestros hijos; las celebraciones de fin de año son una acción de gracias por los dones de Dios; la celebración del decimoquinto cumpleaños es en cierto modo un recuerdo de la confirmación, que marca la edad de la responsabilidad cristiana en la comunidad.

Todas estas ceremonias no son obligatorias, sino que surgen de la piedad popular que vincula todos los acontecimientos de la vida con Dios, el Dador de esa vida. Son costumbres creadas por el pueblo cristiano con esa sabiduría popular que, aunque sencilla, está profundamente arraigada en la fe.

No es la Iglesia la que prescribe estas celebraciones, es el propio pueblo el que las reclama, y es de esperar que estas tradiciones no se pierdan y que enriquezcan cada vez más la fe cristiana con una mejor preparación.

En la tradición católica y en algunas denominaciones cristianas, ser padrino de presentación es un papel importante y significativo. Si estás considerando ser padrino de presentación, aquí hay algunas cosas que debes tener en cuenta y que se necesitan para desempeñar bien este importante papel:

En resumen, la madrina de presentación de bautizo es una figura importante en la tradición católica y en algunas denominaciones cristianas. Su papel es apoyar al niño en su crecimiento espiritual y guiarlo en su camino hacia la fe.

La figura de la madrina de presentación a la Virgen no es una tradición común en la iglesia católica o en otras denominaciones cristianas. No existe una función específica para una madrina de presentación a la Virgen. El papel de la Virgen María en la fe católica es más bien el de una intercesora y protectora espiritual, y no se espera que una madrina de presentación tenga un papel en ese sentido.

La figura de la madrina de presentación al templo no es una tradición común en la iglesia católica o en otras denominaciones cristianas. No hay una función específica para una madrina de presentación al templo en la fe cristiana.

La madrina de presentación de 40 días es una figura importante en la tradición ortodoxa. Esta persona es elegida por los padres del recién nacido para ser su representante durante la ceremonia de la cuarentena y para ayudar a guiar su vida espiritual en el futuro. La madrina de presentación de 40 días tiene la responsabilidad de apoyar al bebé en su crecimiento espiritual y de enseñarle los valores de la fe.